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Obsolescencia percibida: el otro gran enemigo del planeta

Si te paras a pensar seguro que hay muchos aparatos electrónicos que cada vez cambias más asiduamente. Y seguro que si piensas en tu móvil o en algunos otros sin ni siquiera que hayan dado algún fallo.

En los últimos años y cada vez más, hemos sido arrastrados sin darnos cuenta a la necesidad de obtener lo novedoso, creyendo que seremos más felices o mejores por tener el último modelo de teléfono o de cualquier otra cosa. A esto se le llama obsolescencia percibida y es muy explotado, sobre todo con la tecnología y en el mundo de la moda.

¿Qué es la obsolescencia percibida?

Coexisten varios tipos de obsolescencia. Todos con resultados nefastos para las personas y para el planeta. Pero ninguno de ellos son fenómenos nuevos, nacieron hace ya varias décadas.

Uno de ellos es la obsolescencia programada, un fenómeno que empezó en los años 20 en Estados Unidos. Vivían una época dorada en la que todo el mundo tenía dinero y quería más. Fue en esos años cuando a unos fabricantes de bombillas se les ocurrió que para vender más y ganar más dinero podían hacer que sus bombillas durasen menos. Así que se propusieron fabricarlas de peor calidad, acortando inevitablemente su vida útil.

Poco a poco esta táctica se extendió a otros sectores, creando así la obsolescencia programada y convirtiéndola en el motor de nuestra economía en detrimento de los consumidores a los que se nos obliga a adquirir un nuevo producto cuando una pieza rompe o se vuelve incompatible.

Ya en los años 30, la industria automovilística empezó a utilizar una estrategia de mercado que iba más allá. Esta estrategia era la obsolescencia percibida, en la que se considera que la vida útil de un producto termina cuando sale un nuevo modelo y no necesariamente porque se haya mejorado, sino solamente por cambiar su apariencia. Esta estrategia nos genera el deseo de poseer nuevas cosas antes de que verdad necesites cambiar las que ya tienes.

Otro ejemplo de la obsolescencia percibida se ve en el mundo de la moda, en la que cada temporada se saca una nueva colección con un estilo diferente que inmediatamente deja mucha de la ropa de años anteriores anticuada.

¿Por qué afecta la obsolescencia a las personas y al planeta?

¿Por qué afecta la obsolescencia a las personas y al planeta?

Para satisfacer la creciente demanda se necesitan cada vez más recursos y energía, llegando al agotamiento de muchos de ellos; demás de las emisiones de CO2 que se generan tanto en la fabricación como en el trasporte.

Se calcula que solamente en Europa se generan más de 350.000 toneladas de desechos que son enviados a países en vías de desarrollo o arrojados a vertederos de países como Ghana o Nigeria en las que muchas personas, incluso niños, arriesgan sus vidas para extraer los compuestos que se pueden reciclar.

Y no termina ahí, el suelo y los acuíferos se contaminan por las sustancias tóxicas que contienen los residuos y que se utilizan para el reciclaje de muchos de ellos, llegando a generar un gran impacto negativo en el medio ambiente.

¿Cómo podemos evitar la obsolescencia?

El consumismo nos ha llevado a cambiar nuestras necesidades reales por deseos. El ser humano es un animal social y necesita sentirse aceptado. Ese es el punto débil que nos lleva a adquirir constantemente lo más novedoso.

Debemos ser conscientes que no obtenemos nada beneficioso por tener una rutina constante de “desechar y consumir”. Además de lo insostenible que es este modelo de consumo, que influye directamente en el cambio climático, impactando tanto en el medio ambiente como en la calidad de vida de las personas.

En SLEEP´N trabajamos cada día para minimizar los impactos negativos que genera nuestra actividad no olvidando que las cosas se pueden reparar, se pueden compartir y que muchas veces no necesitamos nada nuevo.

Una de las alternativas por las que apostamos es seguir el modelo de economía circular, reutilizamos, reparamos y reciclamos los materiales y productos que utilizamos siempre que sea posible para aumentar su ciclo de vida.

Estamos comprometidos con la sostenibilidad, por ello te animamos a que tú también compres de una manera reflexiva, no impulsiva y antes de adquirir algo nuevo te preguntes si realmente lo necesitas.