Enero siempre se presenta en cuesta. Los excesos del turrón nos pasan una cuenta que sólo se puede saldar a golpe de gimnasio (y no vale ir una semana y rendirse a la primera agujeta) e introduciéndonos en el apasionante mundo del cocinado a la plancha.
Por su parte, los ceros de menos en la cuenta bancaria sólo tienen como solución que pase el tiempo (y ahorremos durante el mismo) y que limitemos nuestros planes de fin de semana al sofá.
Afortunadamente Madrid es todo posibilidades. Su oferta cultural y de entretenimiento engloba un grandísimo abanico de perfiles a nivel de gustos, edades y capacidad adquisitiva.
Existen multitud de planes más que apetecibles escondidos en bares o galerías de arte de las que hay que ser conocedor para no perderse sus propuestas. Pero Madrid es mucho más; sólo hay que salir a la calle para comprobar lo que se cuece en sus aceras y se cocina entre sus parques, plazas y callejones.
¿Te gusta leer? Es tiempo de manta, chimenea y de ampliar tu biblioteca.
De un paseo por la Cuesta Moyano no se sale nunca con las manos vacías. En esta famosa calle colindante con el Jardín Botánico se venden libros para todos los públicos en general y antiguos y de segunda mano en particular.
Parada obligada de este paseo de “Cuesta de Enero” es El Retiro. Abrir un poco los pulmones, escapar del ritmo de la ciudad y disfrutar de una visita guiada (gratis) en la que empaparnos de la historia, curiosidades, flora y fauna del parque es una buena opción para el jueves o sábado de 11:00 a 13:00.
El Jardín Botánico, por su parte, ofrece a sus visitantes más jóvenes la oportunidad de aprender a cuidar de la naturaleza de una manera muy estética y didáctica. De la mano de la artista Ana de Alvear, y en el Pabellón Villanueva, se organiza esta exposición que se prolonga hasta el 28 de Febrero para concienciar a las nuevas generaciones de lo importante que es conservar nuestra flora y fauna para que puedan seguir disfrutando de ella las que quedan por venir.
Otra de las apuestas económicas más socorridas en estos días de frío es “irse de museos”.
Sin salir de esta zona del Paseo del Prado, Atocha y Retiro tenemos “El Triángulo del Arte”. El Museo del Prado abre sus puertas al público de forma gratuita de lunes a sábado de 18:00 a 20:00 horas y los domingos y festivos de 17:00 a 19:00.
Al Museo Reina Sofía se puede acceder gratis los lunes de 19:00 a 21:00, de miércoles a sábado en la misma franja horaria y los domingos de 13:30 a 19:00.
El Museo Thyssen-Bornemisza, por su parte, hace lo propio los lunes de 12:00 a 16:00.
Para continuar con estos planes a cubierto (y sin dejarnos lo poco que nos queda en la cartera) nos desplazamos a la Calle Fuencarral 3 para dejarnos sobrecoger por uno de los directores de cine más aclamados de la historia: Alfred Hitchcock.
En esta exposición tan visual y dinámica (mezcla pantallas, revistas de la época, cartelería…), la Fundación Telefónica muestra a “Hitchcock. Más allá del suspense” hasta el mes de febrero (martes y domingos de 10:00 a 20:00 horas) y de forma gratuita.
Siguiendo esta estela Hollywoodiense llegamos al Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa para reunirnos con los personajes más épicos de DC Comics.
De la mano del artista Nathan Sawaya nos adentramos en este universo de superhéroes y malos malísimos reproducidos con piezas de LEGO. La entrada no es gratuita pero los precios se mueven entre los 6 y los 12 euros, siendo libre para los niños menores de cuatro años.
Para entrar un poco en calor después de una jornada de parques y exposiciones , ¿qué mejor que tomarse un buen chocolate con churros en uno de los rincones más emblemáticos de Madrid? La cafetería “San Ginés” mantiene el estilo decimonónico que la vio nacer a finales del siglo XIX. Sus mesas de mármol, sus azulejos o su clásica fachada nos transportan de un sorbo a aquel Madrid de tertulias, políticos y grandes escritores que se desenvolvió en cafés y restaurantes como “San Ginés”.
Y ya para finalizar nuestro post (y poner la guinda al -hipocalórico- pastel de nuestro fin de semana), un clásico muy castizo: un paseo por el Rastro.
Celebrado domingos y festivos, este histórico mercado situado en torno a la Ribera de Curtidores no sólo es un punto de encuentro para quien busque desde ropa de segunda mano y animales hasta cromos o libros antiguos, sino que supone un reclamo turístico si lo que queremos es vivir ese “jaleo”, ese movimiento y ese ritmo inacabable de la verdadera vida de Madrid.